Temperatura superficial terrestre ¿afecta a mi ciudad?

  • febrero 20, 2019

La temperatura superficial de la tierra está aumentando. Mientras en Estados Unidos están a -40ºC y en Australia se superan los 46ºC, Donald Trump cree que el calentamiento global es un mito y rechaza el informe de los riesgos del aumento de la temperatura del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Pero ¿somos todos los demás conscientes de lo que implica que la temperatura siga aumentando?

Temperatura superficial y Temperatura ambiental

En ocasiones, sentimos que la temperatura que marcan los termómetros no se corresponde con la que sentimos cuando vamos por la calle. Esto se debe a que las superficies de suelos, edificios y otros componentes urbanos absorben radiación y emiten a su vez ese calor absorbido. Por lo tanto, la temperatura recogida en estaciones meteorológicas no será tan alta como la que percibimos.

Por eso, debemos diferenciar entre Temperatura superficial y Temperatura ambiental. La temperatura del aire o ambiental es aquella a la que nos referimos cuando hablamos de sensación térmica. Es decir, cuando sentimos frío o calor es porque la temperatura del aire es baja o alta. Sin embargo, al referirnos a la temperatura superficial terrestre estamos hablando de la energía que absorbe la tierra.

Así pues, ¿qué dirías que es más cálido: un aparcamiento de asfalto o una pradera de hierba? GLOBE de Michigan (Estados Unidos) comprobó que la pradera de hierba es más cálida. La razón: la energía térmica de las superficies.

La Temperatura Superficial Terrestre (TST) es un parámetro que complementa en buena medida las mediciones de temperatura. Especialmente en zonas urbanas donde se concentran en poco espacio materiales diferentes. Por lo tanto, se estima a partir de las temperaturas de brillo de la parte superior de la atmósfera de los canales espectrales infrarrojos, que se obtienen desde los sensores térmicos instalados en los satélites geoestacionarios.

Los valores de la temperatura superficial terrestre dependen también de otros factores como la influencia del albedo, la cubierta vegetal y la humedad del suelo.


Imagen de Temperatura Superficial de Valencia, julio de 2018

¿Qué supone entonces el aumento de la temperatura superficial?

El pasado verano sufrimos en España y buena parte de Europa los estragos de un verano largo y caluroso: sequías e inundaciones, incendios y población en riesgo por el efecto de isla de calor en ciudades, entre otros.

Según el IPCC, si aumenta el calentamiento global por los gases de efecto invernadero entre 400 y 800 millones personas sufrirán por sequías extremas en ciudades. Derivado de ello los incendios serán más habituales. Y, los riesgos de inundaciones aumentarán un 100% en los próximos 25 años. Además, la subida del nivel del mar afectará a más de 50 millones de personas en el mundo.

Por ejemplo, Ciudad del Cabo (Sudáfrica) ya he tenido que implementar restricciones en el acceso de agua por la extrema sequía. Y, sin irnos tan lejos, en regiones como Extremadura, Andalucía y en centro peninsular los riesgos por sequía y altas temperaturas aumentan año tras año, incrementando los efectos de isla de calor urbana.

¿Hay solución?

Como dicen todos los acuerdos internacionales y expertos en cambio climático, la solución está en manos de todos. Así, administraciones públicas, empresas y ciudadanos debemos aportar nuestro granito de arena.

A este respecto, Green Urban Data ofrece a la administración pública una herramienta que permite monitorizar las ciudades, a través de imágenes de satélite, localizando las zonas más vulnerables en cuanto a temperatura.

El objetivo es dotar a los ayuntamientos de datos objetivos y rigurosos para facilitar la toma de decisiones en la priorización de acciones que lleven a la mejora de la calidad de vida en las ciudades.